El niño Emiliano Florentino Morales Hernández nació en la noche del 5 de enero de 1909 y falleció un día como hoy, pero en 1998. El alumbramiento tuvo lugar en la finca Dagame, demarcada en el barrio de Yaguaramas, aunque el matrimonio vivía en otra propiedad rural cercana, llamada Diego.

Para 1919 residían en Yaguaramas. Dos años más tarde vivían en la finca La Angelina, por la vuelta de Matún, donde su padre compró una colonia que abastecía de cañas a los molinos del central Cieneguita. A los 13 años, en su escuela en Matún escribió sus primeros versos conocidos.

En el año 1922 su padre lo trajo a Cienfuegos por primera vez. El Teatro Terry tenía en cartelera La Fiesta de la Canción Cubana y en el parque Martí abundaban las palomas y vendedores.

En su campiña cienfueguera se convirtió en un lector avezado, leía a Verne y a Edmundo de Amicis mientras probaba suerte con versos y fabulaciones. El 1924 le publican por primera vez sus poemas y sonetos, en el Heraldo de Aguada, que recibió amplios elogios.

Durante un tiempo su familia vivió en el hoy desaparecido ingenio Laberinto, en la zona de Abreus. Trató de investigar la historia del viejo trapiche y fue una de sus primeras investigaciones históricas, algo que lo acompañó el resto de su vida.

Luego fueron a vivir al central Cieneguita, en la propia comarca abreunse, donde el joven poeta trabajó como tenedor de libros y cajero pagador, al tiempo que hacía las veces de corresponsal deportivo para el diario La Correspondencia. En 1928 la fábrica dejó de moler Florentino consiguió empleo en la Junta Electoral Municipal.

El semanario El Damujino, fundado en Abreus en 1930 lo tiene como responsable de su plana literaria. Antes de trasladarse definitivamente a Cienfuegos en 1933 fundó en Abreus Génesis, un tabloide de ocho páginas que sólo tuvo seis ediciones.

La vida intelectual de Florentino en la ciudad fue enorme. Recién llegado publica en la imprenta de Bustamante el poemario Zigzag, en 1953 publica el poemario Caracol. Desde su cargo de vicepresidente del Ateneo resalta como uno de los principales promotores culturales de Cienfuegos a partir de finales de los años 30.

De 1960 a 1979 estuvo dedicado a estudiar la teoría literaria y a zambullirse en archivos y bibliotecas nacionales de los que sacó 50 mil fichas sobre la historia de Cienfuegos. El viernes 16 de diciembre de 1966 la Academia Cubana de la Lengua le concede un sillón como Académico Correspondiente.

Toda su obra investigativa y cultural en Cienfuegos es un referente. Aquí permanece el Centro de Promoción Literaria que lleva su nombre, al igual que otras múltiples instituciones culturales. Emiliano Florentino Morales Hernández falleció aquí en Cienfuegos el 26 de mayo de 1998.

Por Redacción Digital

Redacción Digital de Perlavisión.

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