Con una vista privilegiada de la bahía de Jagua, el Club Cienfuegos, en el homónimo territorio centro-sureño, se erige entre las construcciones emblemáticas de la ciudad cubana de igual nombre, situada a unos 250 kilómetros al sudeste de La Habana.
En sus instalaciones, el visitante puede acceder a servicios de restaurante, compra de artículos náuticos y deportivos, snack bar y renta de autos y motos; así como disfrutar de área de juegos al aire libre y baños en la piscina.
Es usual ver numerosas embarcaciones deportivas y de paseo echar amarras en el muelle que, luego de recorrer la apacible ensenada en forma de bolsón, llevan a los viajeros a saborear alguna bebida refrescante en la terraza-mirador del insigne lugar.
Unido a tales diversiones, quienes incluyen ese destino en su itinerario gustan de apreciar el buen estado de conservación del inmueble, inaugurado el 28 de agosto de 1920 con el objetivo de favorecer la práctica deportiva y el recreo de algunas familias acaudaladas.
Las regatas de remos, auspiciadas en el otrora Cienfuegos Yacht Club, convirtieron esa sede en célebre dentro de las construidas en la zona residencial de Punta Gorda y afianzaron a la Perla del Sur como escenario para el posterior desarrollo de los deportes náuticos.
Dueña de dos hectáreas del litoral y de arquitectura ecléctica, la estructura de dos plantas sobresale por sendas cúpulas color verde, integradas a la vegetación y al paisaje natural que yace a sus espaldas.
El monto inicial para la ejecución de la obra requirió una suma de 75 mil pesos y sirvió para pagar los servicios del renombrado arquitecto Pablo Donato Carbonell, entre otros conocidos ingenieros y contratistas de la época.
Con el triunfo de la Revolución cubana en 1959 abrió sus puertas como círculo social para el disfrute de los obreros; pero la falta de mantenimiento durante el período especial y el azote de varios huracanes dañaron las decoraciones de fachadas e interiores.
Las labores de restauración comenzaron a finales de la década del 90 por acuerdo de las autoridades locales y el Grupo Cubanacán, encargado de esa inversión con el fin de rescatar la instalación e insertarla entre las ofertas extrahoteleras el polo cienfueguero.
Irreverente al paso del tiempo, el Club Cienfuegos conserva sus atractivos y atrae a turistas foráneos y nacionales, quienes optan por actividades en armonía con los valores arquitectónicos patrimoniales.