Nunca América Latina tuvo tanta presencia en un Cónclave para elegir Papa, como lo tendrá esta vez cuando se defina el sucesor de Francisco, es que el argentino, primer religioso de esa región en el trono de Pedro y primer jesuita, actuó fuertemente para descentralizar la estructura de los cardenales relegando a Europa.

Tradicionalmente, la elección de sumo pontífice era fuertemente influenciada por el Viejo Continente, pero Jorge Bergoglio le dio gradualmente mucho más espacio a lo que llamaba «las periferias» con la designación de cardenales de los demás continentes.

Cuando en 2013, el Cónclave lo eligió a él, había 60 cardenales electores europeos, los que en la actualidad se han reducido a 53; mientras que Latinoamérica suma 23 prelados, de un total de 41 tendrán con derecho a voto.

Brasil sobresale como el país de la región con la mayor representación, con siete electores.

Le sigue Argentina con cuatro y luego México con dos.

En el Cónclave votan exclusivamente los cardenales electores: son los miembros del colegio cardenalicio que no hayan cumplido 80 años cuando acontece la llamada Sede Vacante (cuando no hay Papa).

En principio existe el número límite de 120 electores, pero ese tope puede sobrepasarse -como ocurre en esta ocasión- si el Papa nombró más cardenales electores porque él es quien dicta la cifra en última instancia.

El cónclave del que surgió Francisco tuvo 115 electores, ahora son 135 (el número total de cardenales llegó a 252).

Jorge Bergoglio nombró 148 cardenales y de ellos 108 tienen derecho a votar ahora. La «universalización» -otra palabra que solía usar Francisco- de cardenales incrementó el peso de los electores no solo de Latinoamérica, sino también de Asia y África. El argentino fue el pontífice que más cardenales no europeos nominó.

De los cardenales elegidos por Francisco, el 40% son europeos, 22% latinoamericanos y del Caribe, 17% asiáticos,13% africanos, 11% de Norteamérica, 11% y 2% de Oceanía. Un contraste con Benedicto XVI, que optó por 57% de europeos, 11% de latinoamericanos y Caribe, 12% de asiáticos, 9 % de africanos, 10% de Norteamérica y 2% de Oceanía, según datos del propio Vaticano.

Cuando los purpurados se encierren en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa al llamado de «extra omnes» (todos afuera), será el Cónclave con más diversidad regional de la historia, una obra latente del pontífice que vino «del fin del mundo».

Pese a todo, Europa se mantiene con el mayor número de electores con 53.

Por Ansa Latina

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