De estreno 366 días –año bisiesto- y desde las últimas horas del anterior ya se escuchaban sentimientos encontrados. Para algunos el escepticismo que nos inunda y ahoga, para otros la esperanza de que será superior, porque la vida es creer en el mejoramiento humano.
Prosperidad es el reclamo mayoritario, luego de un 2023 difícil y que puso a prueba la resistencia de los cubanos, la capacidad de adaptación a situaciones nunca antes vistas en la Isla. La credibilidad en nuestro proyecto social anduvo de un lado a otro, como quien se embriaga y eso provocó una de las olas migratorias más notoria de los últimos tiempos.
Y si, en la mesa familiar faltaron comensales y la nostalgia o la tristeza pudieron opacar la celebración, pero migrar es un asunto que ocurre todos los días por derecho personal –y universal- de buscar nuevos horizontes. Lo cuestionable es vivir entonces a costa, desde otros lares, de desbarrar de tu lugar de origen, por placer o por dinero.
Pero si nos atenemos a la celebración religiosa que significan estos días, hagamos que en esa viña del Señor –la nuestra, donde nos quedamos muchos- sea cultivada por el amor divino que tiene por vocación dar frutos de santidad y gracia. Venga entonces la confianza por el amor terrenal, la comprensión y el espíritu de solucionar las dificultades que afrontamos.
Las nuevas medidas son lógicas y necesarias. El mundo es otro, corren nuevos tiempos y debemos adaptarnos a las circunstancias, actuar de buena fe y extirpar de raíz los males que corroen a nuestra tierra, vilipendiada desde el exterior, adorada allende los mares y cuestionada a cada segundo desde lo interno por quienes vivimos la cotidianidad, pero todos tenemos responsabilidades por cumplir.
¿Habrá realmente prosperidad, saldremos del bache, se encarecerá aun más nuestra existencia, qué hacer si ya el salario no me alcanza para vivir y me dicen que habrá incrementos de precios en servicios y alimentos que nos han sido básicos por los siglos de los siglos? –hablo de la Revolución, el proyecto que desde 1959 nos midió a todos por el mismo rasero…
Puede y debe ser que si, que subirá el costo de la vida y para controlar los excesos o abusos tenemos los mecanismos creados que tienen que funcionar para todos y por el bien de todos. La abulia, el inmovilismo, la apatía –creciente por estos tiempos- habrá que arrancarla de raíz, entonces puede que progresivamente veamos resultados.
Impidamos que el enemigo histórico haga su labor de zapa –repugnante aquel que gana dinero a costa de cuestionar e incentivar actitudes contra el país que le vio nacer-, a los que nos quedamos para que el Morro siga encendido, corresponde trabajar, buscar alternativas y soluciones siempre con la esperanza de que solo es posible ese mundo mejor por nosotros mismos.