Dio la casualidad que el 20 de septiembre, pero de años diferentes, vieran la luz por primera vez dos grandes de las artes plásticas cienfuegueras: Mateo Torriente (1910) y Frank Iraola (1952).
Mateo Torriente Bécquer fue un pintor y escultor palmireño nacido el 20 de septiembre de 1910.
Puede ser considerado como uno de los mejores artistas que ha forjado Cienfuegos, como el más cubano de todos los escultores del país. Su obra se adentra en los lenguajes artísticos más modernos que le fueron contemporáneos, fundamentalmente del surrealismo y la abstracción, al tiempo que recogen los elementos esenciales de nuestra nacionalidad e idiosincrasia.
Su amplia carrera artística comenzó como alumno del pintor español Adolfo Meana y Luís Fuentes Quesada. Su obra fue ampliamente reconocida en Cienfuegos, en Cuba y en el mundo.
En 1951 se le encargó el monumento a las “Víctimas del Mambí”, barco hundido en la segunda guerra mundial, donde perecieron en acción heroica más de quince marineros Cienfuegueros. Actualmente esta obra se encuentra en el parque situado al finalizar el malecón cienfueguero.
En 1963 con rango de Embajador Extraordinario y Plenipotenciario por decreto ministerial fue elegido por el Consejo Nacional de Cultura para realizar un viaje de intercambio cultural, visitando los siguientes países: República Democrática Alemana, República Popular de Bulgaria, República Popular de Polonia, República Popular China y la República Popular de Corea.
Por el año 1965 se hizo responsable de la restauración del Teatro Tomás Terry de Cienfuegos en cuanto a lo ornamental. Torriente falleció en La Habana el 21 de agosto de 1966.
Otro gran de las artes plásticas cienfuegueras, Frank Iraola, nació el 20 de septiembre de 1952 y realizó estudios primarios en la Escuela Mercedes Matamoros de su ciudad natal, donde muy temprano se destacó por sus habilidades en el dibujo y la utilización del color, por lo cual matriculó en la Escuela Provincial de Arte de las Villas (EPA), que radicaba en la Ciudad de Cienfuegos.
Por sus excelentes resultados académicos, fue seleccionado para terminar sus estudios artísticos en la Escuela Nacional de Arte, en la Ciudad de la Habana, donde se graduó en 1974.
Fue profesor de la Escuela de Arte de Jagüey Grande. Al terminar su trabajo en Jagüey Grande, regresó a Cienfuegos, donde formó parte del claustro de profesores de la escuela nocturna de Artes Plásticas Rolando Escardó.
Finalizando del año 1976 laboró como coordinador de artes plásticas en la Casa de la Cultura Benjamín Duarte en la ciudad de Cienfuegos. Impartió talleres a los aficionados. Desarrolló actividades de superación con los instructores de artes plásticas de toda la provincia. Asesoró a la Dirección Municipal de Cultura desde el año 1982 hasta finales de 1987 en el cargo de conservador de piezas museables.
En el año 1985 surgió la escuela Elemental de Artes Plásticas. Frank formó parte de su primer claustro de profesores, donde impartió varias asignaturas.
A partir de 1987 pasó a la Dirección Provincial de Cultura en el cargo de pintor escenográfico, donde estuvo hasta 1990. Frank Iraola fue declarado personalidad de la cultura en el año 1998, debido a su intensa labor artística. Formando parte del patrimonio por las experiencias profundas que posee en el campo del arte y la cultura.
Su obra muy bien lograda desde el punto de vista de la composición y concebida con sentido poético diverso, logra insertar una figura de forma coherente en el conjunto. Se caracteriza por trabajar con el pincel de una forma agresiva, con descarnados temas. La forma en que estos son tratados y el uso de imágenes como el cuerpo humano, generalmente las dibuja de una manera muy brusca.
Iraola falleció el 9 de Junio de 2018, pero su obra permanece en la memoria y en las calles de Cienfuegos.
