Virtuosismo de Luis Alberto Barbería y Figaro´s Jazz ClubVirtuosismo de Luis Alberto Barbería y Figaro´s Jazz Club

Por estos días me dispuse a disfrutar de la actuación de Luis Alberto Barbería, uno de los nombres imprescindibles entre la pléyade de jóvenes trovadores que hicieron época, por los años 90, en grupos como Habana Abierta. Pero, para sorpresa mía, en esta oportunidad fui sacudido por la intensa energía que trae consigo el arte cuando es asumido con el mayor rigor profesional, como lo han conseguido Barbería y Figaro´s Jazz Club.

Buscando información sobre este indiscutible suceso cultural cienfueguero, es que entiendo las razones por las cuales, en la Perla del Sur, todo espacio resulta pequeño para la cantidad de público que quiere verlo. Comprendo la conmoción que provocó su actuación en el Festival de Cine de Gibara. Y trascendieron las ovaciones con que los mexicanos los recibieron en el Festival de Campeche.

Como lo sugiere el propio nombre del grupo, Barbería reconoce que la materia prima de sus canciones proviene de una típica manifestación autóctona del pueblo negro estadounidense, cuya propuesta goza de gran aceptación dondequiera que se le presente. Sin embargo, la clave del sello alcanzado radica en que todo lo que suceda en la escena pasa a través del tamiz de la impronta criolla de su talento, al rango de imaginación necesaria que desbordaría los límites de cualquier otra banda similar. Para conseguirlo, su director concibe el espectáculo como un todo, al hacerse cargo, personalmente, no solo de la composición de los temas que se interpretan, sino que, además, decide los arreglos, armoniza las voces de los metales y reparte los pasajes del bajo y de la batería, al mismo tiempo que los colores de la percusión.

Largas son las horas de ensayo en las que hasta los silencios se repiten una y otra vez, para consolidar la imprescindible soltura en el manejo del material que ha sido motivo de estudio. Por ejemplo, hay que estar muy seguros de cómo llevar un ritmo funky a tiempo de clave, ya que en el escenario no puede haber equivocación. Por lo tanto, con Figaro´s se persigue mantenernos en un estado de alerta permanente, para alcanzar el pleno disfrute de esta inesperada dinámica del concierto en el que el saxofón de Serguey Moreno alterna indistintamente con el trombón de Jorge Félix Curbelo y la trompeta de Christian Figueredo; mientras que el batería Reynol Mederos prepara un solo con el percusionista Yordanky Sánchez, para que el bajista Yosmel Jiménez disponga del tiempo que hace bailar al propio Barbería; un momento, por cierto, muy bien acogido.

Recomiendo que, si para el cercano Festival de Jazz usted se entera de la actuación de este grupo, no lo piense ni un segundo en sacar la entrada para que sienta en vivo y en directo lo que significa asumir la tradición del género desde el entorno de la fantasía; pero con un acertado dominio del virtuosismo, la expresiva generosidad del buen gusto y el suficiente talento que distingue a Figaro´s Jazz Club.

(Escrito por Guille Vilar)

Por Granma Digital

Órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

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