En muchas de sus obras firmó como el nombre de Gonzalo Mazas Garbayo, pero algunos datos biográficos suyos lo identifican como Gonzalo Manso Carballo. De hecho, el libro “Batey. Cuentos cubanos” que publicó en 1930 junto a Pablo de la Torriente Brau y que recogía cuentos de ambos, está firmado con este nombre pero los apellidos Mazas Garbayo.

Como doctor

Gonzalo Mazas Garbayo nació en Cruces, actual provincia de Cienfuegos, el 19 de enero de 1904, hizo estudios en La Habana y se graduó de doctor en Medicina en 1927. Ejerció de cirujano en el hospital Calixto García y en el de Emergencia, los dos más socorridos en su tiempo. Perteneció además a varias asociaciones médicas y escribió artículos de divulgación médica. Hoy, cuando se le busca en internet, aparecen algunos de tales aportes que atestiguan la labor profesional del doctor Mazas Garbayo.

En 1959 se le designó jefe del Departamento de Divulgación y Propaganda del Seguro de Salud y Maternidad Obrera, y dirigió la revista Maternidad Obrera entre 1959 y 1961. Se retiró de médico en 1960. Como vemos, no es desdeñable su curriculum profesional al servicio de la salud.

Como intelectual

Antes aparecer como coautor de Batey había ganado dos premios: en 1925 el convocado por el diario El País, con su cuento titulado “El Valle”, y en 1928 recibió el segundo premio de cuentos de los concursos patrocinados por Carteles y Excelsior.

Fue secretario de la Asociación Cubana de poetas, colaboró con la Revista Carteles, archivos del Folklore Cubano.

Sobresalen entre sus obras “Poemas del hospital y otros poemas” (1925); “La ternura en el médico como factor de progreso de la ciencia” (1932) y “Las sombras conmovidas” (1945), además de “El bazar de las sorpresas” de 1957.

 Tales cuadernos no pasaron inadvertidos en su tiempo, merecieron comentarios críticos de Mirta Aguirre, Jorge Mañach, José Manuel Carbonell, Lino Novás, Mariblanca Sabas Alomá y Rafael Suárez Solís, entre otros. Como colaborador, sus trabajos periodísticos pueden buscarse en Carteles, Diario de la Marina, Excelsior, Revista de La Habana, por lo que muy bien alternó el cultivo de las ciencias y las letras.

De su primer poemario, publicado cuando Gonzalo rondaba los 24 años, escribió José Manuel Carbonell: “En ocasión de su vida de hospital, como estudiante de Medicina, su mente de poeta encontró un campo sugestivo y propicio, especie de morgue social o premorgue real, y produjo el libro de versos Poemas del hospital”.

En su propia “autopresentación” en Batey se describía así: estatura de seis pies, andaduras por diversos oficios (colono, ganadero, mecanógrafo), jugador en los equipos escolares de futbol, viajes por Estados Unidos y Panamá como integrante de estos clubes, fumador y amante del dominó.

Gonzalo y Pablo

La amistad entre ambos duró por el resto de la vida. Durante el exilio en Nueva York Pablo cuenta con el amigo para que le gestione la publicación de sus artículos en Bohemia, le realice los cobros y haga llegar el importe de los derechos autorales.

Menudean las cartas cruzadas entre Pablo y Gonzalo. En más de una Gonzalo insiste en la necesidad de que, por razones prácticas, Pablo aprenda inglés y ponga a un lado –al menos para el caso del idioma– sus reticencias respecto a la sociedad norteamericana, en medio de un diálogo epistolar en que prevalecen la confianza recíproca, el afecto y el humor pabliano.

Gonzalo Mazas Garbayo falleció en 1978

Por Redacción Perlavisión

Redacción Digital de Perlavisión.

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