24 de agosto de 1919: vio la luz en Santa Isabel de las Lajas Benny Moré

El 24 de agosto de 1919 vio la luz el grande, el Bárbaro del Ritmo, Benny Moré, en el pueblo cienfueguero de Santa Isabel de las Lajas.

Nació en el barrio de Pueblo Nuevo de Santa Isabel de las Lajas, en la entonces provincia de Las Villas, hoy Provincia de Cienfuegos, en el centro de Cuba. Era el mayor de 18 hermanos de una familia afrocubana humilde y campesina.

Se dice que su tatarabuelo materno, Gundo, era descendiente del rey de una tribu del Congo que fue capturado a los nueve años por traficantes de esclavos y vendido al propietario de una plantación cubana, llamado Ramón Paredes. Gundo pasó a llamarse entonces Ta Ramón Gundo Paredes.

Al pasar a ser propiedad del conde Moré, dueño del central La Santísima Trinidad, se le cambió el nombre a Ta Ramón Gundo Moré. Posteriormente, fue emancipado y murió como liberto a la edad de 94 años.

El apellido del tatarabuelo materno se conservó por ser tanto las ascendientes maternas de Moré —su bisabuela, Julia; su abuela, Patricia, y su madre, Virginia— como el propio músico fruto de uniones ilegítimas, la mayoría de ellas con blancos, que no reconocieron a sus hijos. El padre de Beny Moré fue Silvestre Gutiérrez.

Por la rama materna la familia Moré estaría muy ligada al Casino de los Congos del barrio La Guinea. Con el valioso aval de tener como antepasado a figura tan ilustre como Ta Ramón Gundo Moré, primer rey que tuvo el Casino de los Congos, la cofradía fundada en el siglo XIX por un grupo de negros Congos libertos, traídos mucho antes del África Central y Occidental, Bartolomé Maximiliano Moré recibiría de ellos un especial reconocimiento por la jerarquía de su origen familiar.

Allí el niño recibió una influencia determinante para su futura carrera como músico, con ellos no solo aprendió a tocar el insundi, los tambores de yuka, los de Makuta y Bembé, invocadores de deidades (Orishas), con los cuales cantaba y bailaba a la perfección, sino también a interpretar el son, la guaracha y la rumba.

En esa tierra descansan sus restos y es recordado por todos los lajeros y por muchas personas en el mundo que todavía disfrutan de su música. A su tierra le cantó canciones que perdura hoy.

Por Sabdiel Batista Díaz (Corresponsal Prensa Latina)

Corresponsal de la Agencia Prensa Latina en Cienfuegos. Licenciado en Periodismo. Máster en Historia y Antropología. Cantidado a Doctor en Ciencias de la Comunicación.

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